Diario del Covid y Salud Mental

Prólogo:

Ayer me empecé a encontrar mal, tenía frío y calor al mismo tiempo y no paraba de tiritar. Me tomé la temperatura y estaba a 38,6. Sentía ganas de vomitar, por lo que pensé es que algo que había comido me había sentado mal, solo pude comer un plato de arroz hervido. Tome algo para sentirme mejor y la fiebre bajó un poco.
Esta mañana no tenía fiebre, pero me seguía encontrando fatal, he ido al ambulatorio y he dado positivo en la prueba del covid-19. Lo del palito en la nariz hasta el fondo no ha sido tan horrible como dicen, tan solo un pelín molesto, me han preguntado con quien he estado en contacto en las últimas 48 horas y me han dicho que esté en aislamiento total durante 10 días. He pensado que sería interesante hacer un diario sobre el Covid y salud mental.

DIA 1

Estoy sentada en mi cama y siento el sol en mi cuerpo, me ayuda a sentirme bien. Es mediodía y lo único que he conseguido comer es medio yogurt. No sé si dormir un rato y luego intentar acabar lo que queda del yogurt. El sol empieza a bajar y empiezo a notar frío en mis pies. Emocionalmente me siento tranquila, aunque físicamente me encuentro regular. Mis hijas han puesto un taburete, dentro de mi habitación, junto a la puerta, allí me pondrán la comida y lo que les vaya pidiendo.
He dormido un rato, al despertar me he encontrado que en el taburete habían puesto lo que les había pedido para comer, arroz hervido y un huevo duro. Me cuesta comer, siento ganas de vomitar. Para beber solo me apetecen bebidas con gas. Me he pasado la tarde charlando con personas del colectivo, tengo suerte, el aislamiento será físico no social. Han puesto la calefacción y en un rato me voy a duchar, dicen que es bueno ducharse cada día, puesto que así ayudas a limpiar tu cuerpo. Me tomo la temperatura, 36,2. Traen un paquete de galletas de chocolate porque saben que me encantan, dudo que sea capaz de comer alguna.
Ha sido una ducha rápida, he evitado mojarme el pelo. El calor del agua me ha sentado bien. Me sigue doliendo la cabeza y me siento mareada.
Ya es de noche y dicen que por las noches los enfermos siempre empeoran, a ver qué ocurre en las próximas horas. Estoy empezando a tiritar.
Me han preguntado que quiero para cenar, pan de molde con jamón dulce y unas patatas chips. Me tratan como una reina, a cada rato me preguntan cómo estoy y si necesito algo.
He perdido las gafas estando sentada y sin moverme, he estado unos 10 minutos tocando a mi alrededor hasta encontrarlas, ¿será posible?
Ya cené, me dispongo a ver una película. Malditos tiritones.
Nos damos las buenas noches a través de una video llamada. Gracias por cuidarme. Os quiero.

Después de estas primeras horas me doy cuenta de la importancia de los apoyos.

DIA 2

Esta noche he dormido a trompicones. No tengo fiebre. Tengo ganas de vomitar. Siento la boca rara. He abierto la ventana, el aire fresco resulta agradable. Me traen el desayuno, lo que me recomendó el médico y una fanta de naranja. He tardado una hora en conseguir comer medio sándwich de jamón. Se van al ambulatorio a que les hagan la prueba.
Desde CatSalut me han enviado un enlace para consultar temas relacionados con el Covid, no sé si es mi móvil, pero no puedo acceder a una aplicación con consejos para cuidarse, menudo frustre.
Me ha llamado de CatSalut para ver cómo estaba y si necesitaba ayuda, me he enterado que si vas mejorando es porque vas creando defensas. Me da tranquilidad. Agradezco esa llamada, sólo quién pasa por este tipo de situaciones se da cuenta de la importancia de los apoyos.
He dormido una parte de la mañana. Me encuentro mejor, no tengo ganas de vomitar, aunque empiezo a tener mucosidad, no hago más que sonarme los mocos.
He abierto de nuevo la ventana y me como una manzana, que bonito pareado me ha salido.
Me traen la comida, me siento cuidada y emocionada. Tal vez duerma un rato más. Me siento tranquila ante la certeza de que lo peor ha pasado, no importa si me siento físicamente regular, lo peor ya pasó, eso es lo que importa.
Llega la tarde, me siento físicamente agotada, me muevo por la habitación y enseguida me canso. No siento la necesidad de salir de la habitación. Ponen la calefacción, me ducho. Vuelven los tiritones. Me paso la tarde hablando con personas del colectivo, soy una suertuda.
Empiezan a llegar los resultados de las pruebas, una de mis hijas ha dado negativo, ahora toca esperar que lleguen los resultados de la otra. Pues no me llega la otra y me dice lloriqueando a través de la puerta “mamá he dado positivo”, me ha salido el ímpetu de madre saltando de la cama y gritando para ir a consolarla cuando me suelta “que no mamá, que he dado negativo, jajaja”, prefiero no reproducir mis palabras…
Está claro que no me encuentro bien, puesto que no tengo ganas de salir de aquí, pero tampoco me encuentro tan mal que me impida hacer nada. Ando alrededor de la cama y enseguida me canso. Sigo sin fiebre, poco a poco la comida me va sentando bien, tan bien, que incluso después de cenar he comido un trozo de chocolate, umm, que rico.
Veo una serie y me dispongo a dormir.

DIA 3

Esta noche también he dormido a trompicones, como casi siempre. Estoy esperando a que me traigan la medicación, pues empiezan a aparecer algunas décimas de fiebre.
He empezado a arreglar la habitación y lo he tenido que dejar enseguida. Vuelvo a sentir ganas de vomitar, pero ya no son tan fuertes como las de ayer.
Son las 9 de la mañana y tengo ganas de llorar, vaya mierda esto de encontrarse mal.
Abro la ventana, agradezco que dé a una calle ancha. Veo el Tibidabo. Aparentemente pequeñas cosas, pero que se agradecen. Antes de desayunar me lavo las manos con agua y jabón, me sorprende que salga suciedad. Me duele la cabeza.
No son ni las 11 de la mañana y empiezo a sentir la necesidad de dormir un rato, que rollo. Si me sintiera bien esta situación me sería inaguantable, son por cosas como esta que me doy cuenta de lo mal que me encuentro. Todavía no he sido capaz de comer una galleta de chocolate.
Duermo más de 2 horas, me cuesta despertar, seguiría durmiendo. Traen una manzana, preguntan si quiero algo especial para comer, no, creo que seré capaz de comer de lo que haya, poco, pero lo que haya.
Siento el sol en mis piernas. Me apetece dormir un rato más. Mi nariz hace aguas. Me lo comí casi todo, pequeñas cantidades de comida, me ha sentado bien. Espero a que baje un poco la comida para volver a dormir otro rato. Por un lado, estoy cabreada porque ya que tengo que estar varios días aislada, podría aprovechar para leer, escribir o cualquier otra actividad que pueda hacer en la habitación, pero es que si no estuviera mal no estaría en esta situación.
Empieza a anochecer. No tengo ganas de hablar con mis compañeros. Me siento agobiada y agotada físicamente Tengo fiebre 38,2. Malditos tiritones. Solo quiero tumbarme y mirar al vacío. Me desconecto.

DIA 4

Esta mañana, he abierto la ventana y me he vuelto a tumbar en la cama. He estado unas 2 horas sin moverme, tan solo he enviado unos cuantos wasaps.
Para desayunar una pieza de fruta y un sándwich de jamón dulce que no he podido acabar, una bola de pan que va de un lado para otro sin poderlo tragar.
Me he duchado y lavado el pelo, he invertido mis energías en ello. Me ha sentado bien, pero me siento destrozada por el agotamiento. He dormido hasta las 4 de la tarde y he comido un poco de fruta y un trozo de tortilla. Les voy a pedir que me traigan menos comida, porque ha sobrado la mitad.
Estoy tiritando, malditos tiritones. No tengo fiebre. Voy a ver una película. Me paso la mayor parte del tiempo tumbada mirando al vacío, sigo tiritando, a pesar de que está puesta la calefacción y tengo 2 mantas encima.
Lo dejo por hoy.

DIA 5

Buena parte de la noche me la he pasado tiritando, con los pies helados. Me encuentro bien emocionalmente y físicamente me encuentro mejor. Me paso horas tumbada, mirando al vacío y me mosquea que no esté aburrida. No tengo muchas ganas de hablar con la gente.
Hoy hace frío y llueve.
Diarrea.
Me he pasado toda la tarde tumbada. He intentado moverme por la habitación y en menos de 1 minuto he empezado a sentir ganas de temblar. Está claro que el proceso de recuperación deberá seguir más allá de los días de confinamiento.
He caminado unos minutos por la habitación. Me traen lo que he pedido para cenar, espero que me siente bien.

DIA 6

Me he despertado de buen humor, he puesto una emisora de radio musical e incluso he bailado unos minutos. Hay que ver cómo la música ayuda a levantar el ánimo. Bueno, por ser yo puede tratarse de que he entrado en euforia, pero me da igual, voy a disfrutar de la música.
Como despacio un yogurt, necesito que me siente bien. Tengo la ventana abierta, hace frío.
¡Al mediodía me han entrado ganas de llorar y gritar! Está claro, lo de esta mañana ha sido un subidón de euforia. Vuelvo a querer charlar con mis compañeros. He dormido un rato.
He descubierto unas gotas de sangre en mis bragas (no es ni la primera ni la segunda vez que algo así me ocurre, durante estos últimos años). La regla no me bajaba desde hace varios meses, es lo que tiene la menopausia, que nunca sabes cuándo, ni cuanta regla te bajará. Dudo de si compartir lo de la sangre en mis bragas, no por escatológico o por hablar de algo que acaba en mis bragas, sino por la posibilidad de que alguien al leerlo me dé el coñazo (valga la ironía), con que llame a urgencias.
Paso la tarde charlando y viendo una serie. Les pido cenar pronto. Vuelvo a sentir ganas de llorar. Después de cenar me siento más tranquila.
Reír, llorar, gritar, sentir, siempre es mejor que estar tumbada mirando al vacío durante horas sin que ello te importe.

DIA 7

Ya queda menos para escapar de esta habitación. Me siento como un reo que espera su liberación, para liberarme de vete a saber qué. Volveré a poner música, que espantan cierto tipo de pensamientos.
He tenido que sentarme en la bañera para poder ducharme, no me fiaba de estar todo el rato de pie. Me siento cansada, agotada. Me miro al espejo y tengo la sensación de haber envejecido de golpe. ¿Melodramática yo?, que va.
La ensaladilla rusa sin mayonesa estaba riquísima, la he devorado. Luego he dormido unas 3 horas.
Que ganas de que se acabe este día. Me duele el trasero por la cantidad de horas que llevo sentada, estoy harta.
No tengo ganas de escribir. Me siento mejor, no tengo fiebre.

¡Quiero comerme un kebab!!!!!!
Vuelvo a poner una emisora de radio musical, me ayuda a sentirme bien. Voy pasando la mañana viendo una serie.
Me da el sol en las piernas, si no hiciera frío me desnudaría totalmente. ¡Qué diablos! Voy a sacarme la ropa y aprovecharé para tomar el sol.
Me queda poco para salir y tengo un montón de dudas, ¿tengo que volver a hacerme la prueba?, se supone que después de 10 días ya no tengo el Covid, pero no me siento segura, aunque me dijeran que no hacía falta hacerme de nuevo la prueba.
¡Paso la tarde durmiendo y aburrida! ¡Qué ganas de que esto se acabe!
He comido mucho mejor, me refiero a que no me ha dolido la barriga y he podido comer una cantidad aceptable de comida. Al llevar varios días sin apenas poder comer, pensé que me costaría más recuperarme, es maravilloso que me apetezca devorar un kebab.
Pues esta tarde ha estado entretenido, me he dedicado a escribir, más, y eso me gusta puesto que adoro estar activa.
Ceno un par de bikinis con patatas chips, me han sentado genial, estoy contenta.

DIA 9

¡Buenos días!!!! ¡Me muevo un rato por la habitación, me apetece moverme!
¡He sido capaz de comer 2 galletas de chocolate!!!
Estoy aburrida, me voy a dormir una siesta para ver si el tiempo pasa más rápido. Que rollazo.
Tengo ganas de que se acabe el día.
Esta tarde he escrito un par de artículos y empezado a colaborar con unas estudiantes de bachillerato que quieren hacer un trabajo relacionado con la salud mental. Me viene bien estar activa.

DIA 10

¡Buenos días! Hoy se supone que será mi último día de confinamiento.
¡¡¡Qué ganas de salir de aquí!!!!
Mis últimas horas aislada. No tengo ni idea de que escribir, además tampoco tengo ganas.
Mi cuerpo se verá resentido por la cantidad de horas que he pasado sentada o tumbada, lo noto en la forma en que me duele el cuerpo. Me duelen los huesos de las caderas.

DIA 11

Hoy he salido un rato a la calle. Me duelen los huesos de la cadera al andar, esto me llevará un tiempo.

DIA 12

Esta mañana he ido al ambulatorio para pedir que me repitan la prueba y que, al salir negativo, pueda volver a salir de casa. Me han cogido el número de móvil y al mediodía me han llamado y preguntado por si seguía con síntomas, -llevo 3 días sin síntomas y sin tomar nada-, pues nada ya está. Esta mañana he estado caminando por mi ciudad cerca de 1 hora, he tenido varias crisis de ansiedad en la que pensaba que iba a desmayarme en cualquier momento, pero he seguido andando. Me compro la comida en un bar, cerveza incluida. La tarde la paso sentada en el sofá, los gatos vienen a saludarme, me siento feliz.

DIA 13

Ayer mi hija al verme se quedó sorprendida y preocupada, puesto que la pérdida de peso es evidente. Ayer y hoy he sido capaz de comer con absoluta normalidad. He salido a comprar tan rápido, a causa del frío, que no le he dado tiempo a la ansiedad a pillarme.
Me da miedo que me suba el nivel de ansiedad que sufro regularmente. me da miedo que el estar aislada en una habitación durante 10 días, tenga consecuencias a nivel psicológico, en forma de un subidón de ansiedad que me dificulta salir de mi casa.

DIA 14

Llueve, hace frío, me quedo en casa sin salir. Miro por la ventana y me pregunto si mañana volveré a luchar contra la ansiedad, para escapar psicológicamente de la seguridad del aislamiento. Lucharé, lo tengo claro, pero qué duro es tener que luchar continuamente para tener unos niveles de ansiedad que me permitan escapar de un espacio seguro pero limitante.

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