Las personas que formamos el colectivo loco, vivimos al límite entre dos realidades, la nuestra propia y la que nos marca la sociedad en la que vivimos.
Nuestra percepción de lo inusual, lo no-común es más sensible y más experto a sentir y vivir cosas que la sociedad no se para a debatir. Porque llega a ser algo tabú, casi rozando lo prohibido. Algo que en definitiva es mejor esconder.
No es locura, es una realidad diferente a la vuestra. La palabra locura, para mi viene cargada de un alto porcentaje de estigma, y suele ser una palabra que se usa mucho de forma despectiva.
Aunque deberíamos de hacernos dueños de todas las palabras que dañan a nuestro colectivo, y hacerlas nuestras, para que así darnos fuerza y empoderamiento como grupo que padece un estigma social, porque si las personas que no padecen un sufrimiento psíquico ven que nos apoderamos de ese vocabulario, también cambiaremos el efecto que tienen esas palabras y le daremos un enfoque positivo que antes no tenían.
Si hablamos de realidades debemos hablar del “loco” que aún está “dentro del armario” y que no comparte esa parte de él mismo con los demás, ni con los más allegados, por miedo a ser rechazado. Suele ser gente que padecen una muy baja autoestima y dolor psíquico inmensurable.
También encontramos la persona psiquiatrizada que comienza a salir de esa oscuridad, de ese armario, y empieza a dar a conocer a su círculo de amistades y familiares la realidad que cada día está viviendo. Y aunque el dolor psíquico no ha desaparecido, comienza a enfrentarse a él y a aceptar su diagnóstico.
Y luego encontramos y cada vez más un pequeño grupo, y que se están fortaleciendo y que emergen de todas partes del mundo.
Dando consciencia al resto de la humanidad de lo importante que es luchar por una buena atención en el ámbito de la psiquiatría, dando una vital importancia a erradicar prácticas obsoletas y que aún en estos momentos se llevan a cabo, como los electroshocks, las contenciones mecánicas etc…
Nos auto denominamos “activistas” el dolor psíquico lo hemos transformado y lo hemos canalizado en la lucha por un cambio real contra el estigma y el autoestigma que padecen todas las personas que tienen un diagnóstico psiquiátrico o con diversidad mental y que nos afecta a nuestra vida cotidiana.
Acompañando a los que padecen, guiándolos en su recuperación y empoderando a personas que necesitan un hombro amigo que ha padecido una experiencia similar a la suya.
Empoderamiento y activismo en nuestra salud mental para visibilizar y concienciar que somos personas ante todo.
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