Quizás este artículo sea más adecuado para reivindicar el 8 de marzo, día de la mujer, o, quizá esté bien cada cierto tiempo reflexionar sobre temas tabú relacionados con la mujer y la salud mental.
¿Os habéis dado cuenta que cualquier mujer con alguna patología crónica es “apartada” de lo que coloquialmente se le denomina “la senda de la felicidad”?
¿Sabéis lo que es? Bueno por si alguien no está familiarizado con el concepto os explicaré que “la senda de la felicidad» es el camino que toda mujer debe recorrer a lo largo de su vida según la influencia de una sociedad heteropatriacal como en la que vivimos
Consiste básicamente en crecer y al llegar a la edad adulta conocer a un hombre para casarse y tener hijos y criarlos y se supone que, las mujeres nos realizamos a través de la crianza de nuestros hijos… Pero ¿y si esa mujer tiene un diagnóstico en salud mental? ¿También se nos anima y se nos “obliga” a ir por dicha senda? o, por el contrario, se nos cronifica. Se nos aparta y se nos añade en una especie de “lista negra” en donde se nos niega y se nos pone en duda nuestra capacidad psicológica para ser capaces de asumir la crianza de nuestros hijos.
Pero, ¿realmente es así? ¿Creéis de verdad que por tener una patología en salud mental debemos dejar que otras mujeres sean las que puedan ser mamás y no una mujer en dichas circunstancias?
Muchas de nosotras que hemos sido etiquetadas con alguna patología o trastorno mental y, la vida se detiene por algún tiempo, y todos los sueños y metas se congelan o en muchos casos se desvanecen…
PERO YO OS ANIMO A REFLEXIONAR, A CREAR NUESTRA PROPIA SENDA DE LA FELICIDAD FUERA DE LOS ABSURDOS ESTEREOTIPOS.
Debemos alejarnos de obsoletos discursos biologicistas que en realidad nos acercan mas al miedo y a la desconfianza que a la verdad. Ya que normalmente el discurso ensayado de un facultativo en el ámbito de la salud mental es que, nuestro cerebro por motivos que aún no están muy claros todavía, es un órgano mucho mas sensible que el del resto de la sociedad y muy posiblemente nos hable de que tenemos algún tipo de descompensación con la dopamina o la serotonina y eso hace que tengamos diferentes crisis y descompensaciones psicóticas. Sin tener nunca en cuenta nuestra “historia psicosocial”. El por qué hemos “petado” y hemos acabado en alguna ala de psiquiatría de algún hospital, privadas de nuestra libertad por un período de tiempo determinado.
Os invito ahora a reflexionar y volved la vista atrás… a vuestro último ingreso… pensad ¿hubo causas externas a ti que no supiste gestionar bien emocionalmente, y en la que de alguna manera te hicieron “explotar” mentalmente hablando? Mayoritariamente la respuesta en un alto numero de personas es afirmativa.
Pero a efectos prácticos y para un psiquiatra le es más fácil manipular al paciente si se trata como enfermedad, como algo físico dentro de nuestra cabeza que deben de curar… llegar al paciente con este discurso es más fácil de controlar mejor a la enferma y también porque así la ciencia tiene unas respuestas que de otra manera serían un verdadero misterio. Y ya de paso somos mujeres cobaya en las que se nos da diferentes medicaciones para “paliar” los síntomas. Se nos miente deliberadamente en la cara y se nos llega a meter miedo en el cuerpo con discursos tales que si una mujer con un diagnóstico por ejemplo de esquizofrenia parirá a un bebé que con los años y por la carga genética desarrollará una enfermedad igual o parecida a la de la madre. Y así se nos tacha de irresponsables y se nos llega a sugerir usar métodos anticonceptivos para no llegar a concebir o inclusive se nos sugiere la ligadura de trompas. Pero, ¿y si esa mujer se empodera? Lucha por sus propios derechos como mujer y desea de verdad ser madre, rompe con ella el yugo que le aprisiona de la estigmatización, agarra las riendas de su vida y se aparta de medios institucionalizados… debemos reivindicar que todos tenemos los mismos derechos, y que podemos perseguir aquello que verdaderamente nos hace felices y nos complementa como persona. Y si para alguna de nosotras es la maternidad, asumámosla con calma valor y determinación. No estigmaticemos más. Rompamos el silencio que hay detrás de cuando una mujer con un trastorno mental quiere vivir la experiencia de ser madre de una forma sana y segura para ambos. Sin tabúes. Sin discursos del miedo. Con ayuda de un buen profesional en salud mental. Reivindiquemos que nosotras también somos tan válidas como las demás.