Cuenta la historia política brasileña que hubo un controversial político, entre los años 1934 al 1964, llamado Adhemar Pereira de Barros. El señor Barros, fue alcalde de la ciudad de São Paulo, interventor federal y en dos ocasiones gobernador de São Paulo. Todo esto, pese a que su integridad moral siempre estuvo cuestionada.
Según la reseña en castellano que hay sobre Barros en Wikipedia, al señor Barros se le considera “padre del marketing político” en Brasil, país que hoy día es sede de los creativos publicitarios más famosos de América Latina. Según Luciano Álvarez, columnista del diario El País de Uruguay:
Adhemar de Barros fue de los primeros políticos en comprender la importancia del marketing para reforzar sus acciones políticas y contrarrestar los ataques. Creo frases perdurables, fue omnipresente en la radio, y usó el cine, la prensa y la incipiente televisión. La canción fue otro de sus grandes recursos: creó un departamento de música popular dentro de su partido, que tenía en su nómina a varios de los artistas más populares como Nelson Gonçalves, el segundo mayor vendedor de discos de la historia de Brasil y compositores célebres como Herivelto de Oliveira Martins, autor de “A caixinha do Adhemar” (la cajita de Adhemar), cantada por Gonçalves referida a la cajita donde Adhemar guardaba el producto de sus robos: “Deja que hablen cuanto quieran […]/Esa gente no tiene nada que hacer / hace de todo pero no cumple con su deber / ellos engordan tiburones / la cajita defiende el bienestar de millones.”
Todo esto refleja magistralmente lo que puede hacer una buena estrategia de marketing, inclusive con el sujeto de peor reputación.
Y pese a todo lo anterior, el evento que selló el prestigio de Adhemar, como gurú del marketing político en Brasil fue el manejo que dio a lemas de campaña letales para su figura. En una ocasión mientras aspiraba, en 1957, para ser prefecto de Sao Paulo, en la dura contienda electoral que libró contra Paulo Duarte, los partidarios de su rival acuñaron el lema «Adhemar rouba”, en castellano “Adhemar Roba” en poco tiempo esa letal consigna sufrió un vuelco, no abiertamente asumido por Barros, pero sí plenamente tolerado por él, y es que sus seguidores pasaron a replicar «Ademar rouba mas faz» («Adhemar roba pero hace»). Respecto a lo cual, la enciclopedia libre pasa a indicar:
A pesar de haber sido una frase acuñada por su adversario político Paulo Duarte,2 acabó por ser el lema de su campaña electoral [de Adhemar] para prefecto de São Paulo en 1957, promoviéndose por encima de las acusaciones de corrupción.
En una publicación de noviembre del año pasado, la compañera Inma Muñez expresa esta misma situación de la manera siguiente, en un blog titulado “Realidades”:
…Deberíamos de hacernos dueños de todas las palabras que dañan a nuestro colectivo, y hacerlas nuestras, para que así darnos fuerza y empoderamiento como grupo que padece un estigma social, porque si las personas que no padecen un sufrimiento psíquico ven que nos apoderamos de ese vocabulario, también cambiaremos el efecto que tienen esas palabras y le daremos un enfoque positivo que antes no tenían.
Considero que tal y como ocurre en una de las artes marciales más conocidas, me refiero al Yudo, en ocasiones–como ocurrió con Adhemar Pereira–es útil y acertado aprovechar la misma fuerza del contrario, sus mismos recursos en nuestro favor y en favor de nuestra causa.
No hay que buscar erradicar el término “Loco” o “Loca”; hay que vaciarlo o hacerle un trasvase de contenido llenándolo con otra esencia, con otro sentido. Ciertamente, solos no podemos hacer esto, pero de la mano de muchas otras asociaciones hermanas, tomando de vez en cuando la televisión, la radio, el arte popular, la literatura y otras muestras culturales podemos causar un impacto.
En el caso de Adhemar fue necesario agregar algo “roba PERO hace”. Claramente no sé si en ese mismo sentido sea pertinente, necesario o útil otras variantes como “es loco PERO lucha” por ejemplo. Pero, cosas como esta sólo son susceptibles de ser planteadas en términos generales, sin acudir–como acabo de hacer–a salidas específicas de la situación.
Todo es cuestión de caminar hacia adelante con la mayor cantidad de personas posible; subir peldaños en la escalera de los desafíos y quizás la gente, y no nosotros, sea–como debe ser–la que de otra esencia a esa palabra a la luz del esfuerzo y el activismo del colectivo de muchos.
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