A Mariona no le gustaba su pelo.
Le gustaba hacerse cortes y cambiar su color de pelo, pero en algún momento a los 15 años, cuando llevaba cresta, notó que el pelo de su cresta se le rizaba.
No le gustaba.
Le daba curiosidad el pelo rizado en otras personas, hasta le enamoraba.
Pero no soportaba tener pelos rebeldes.
Esos se los arrancaba.
Al principio era de forma consciente.
Pero poco a poco pasó al inconsciente, en momentos como leer, escribir, momentos de nervios, como cuando tenía exámenes.
A sus 15 años, sus amigas de toda la vida la abandonaron.
Le hacían bromas de mal gusto por teléfono e incluso una de ellas se hizo pasar por un chico que quería ligar con ella online.
Nunca lo supo directamente, pero se encontró con víctimas similares y en esas personas encontró un lugar donde expresarse libremente.
Se sentía menos sola y menospreciada, pero el impulso de arrancarse el pelo seguía.
En clase la miraban raro, hasta pensaban sus compañeros que tenía piojos. Otros hacían ver que no pasaba nada, para darle espacio.
Se sentía sola en clase y pensaba: ¿Qué más daba lo que pensaran? ¿Qué más daba su imagen?
En casa la trataban de loca y su madre le hizo aprender ganchillo y punto.
Tener las dos manos ocupadas en algo le hacía olvidarse de su pelo.
Tampoco podía tirarse del pelo en lugares como el trabajo y trabajar en sitios usando gorro le ayudaba a olvidarse también.
Pero todo eran soluciones temporales, una forma de evadir el problema sin atajarlo de verdad.
Solamente combatiendo se pueden solucionar.
1 comentario en “El pelo”
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Es un buen relato corto. Es más, parece que quieras dibujar con palabras el nerviosismo y la personalidad de la protagonista. Que no caía bien en su entorno, ya sea en el familiar como en el propio instituto. Rebelde adolescente, que quiere entrar en el mundo de manera demasiado salvaje siendo por ella víctima de los ataques de una sociedad que no deja de estar enmarcada en unos parámetros y unos guiones a seguir. Como decían en mi juventud, había que pasar por el aro. Saludos