Mi corazón estaba tan quebrado.
Mi locura de no ver tan consciente,
de un dolor en mi vida tan presente.
Yo, valor oculto, coraje helado.
Y hoy puedo recordar aquello andado,
en el hoy, que soy ya alma al fin valiente.
Pero en su día no fue suficiente
porque por el delirio fui tentado.
Pues aquello delirante me helaba
y mi felicidad fue pesimismo,
no conseguía hallarme en la cruzada.
A cada paso, ella a mi me quebraba,
y no era capaz de huir del abismo.
¡Hoy al fin, por fin, mi mente va aliviada!
Autor: Miguel Ángel Pérez Salcedo Poeta Intemporal ©.