En el fondo de mi alma,
ya no me escuece tu mirada,
por el río que no pasas,
ya no corre la misma agua.
Donde se sentó despacio el alba,
donde se ilumina el sol de la naranja,
allí no quedan gritos ni gargantas.
Es preciso que te ame por si pasa,
lo que ya no quiere nadie y alimenta mi desgracia,
yo por verlo y tenerlo pierdo el miedo muerdo el hacha,
si de lluvia son mis lágrimas de cristal son mis palabras.